Aunque no debiera ser así, lo cierto es que las mujeres están muy, digamos, escondidas, dentro de la música electrónica, que no quiere decir que no las haya, y muy buenas, y es de agradecer que artistas como Ann Grace demuestres su arte, por ello esta vez me toca disfrutar del último álbum de la artista Ana Graciela (Ann Grace) titulado «Nueva Era«, que me ha llegado hoy, junto a él, otro álbum, «Miracle», anterior.
Todavía acabo de empezar a escuchar «Nueva Era» pero ya veo la introspección y el viaje interior que supone su escucha. Sin duda Ann sabe crear esas atmosferas densas mezcladas con despuntes melodicos los cuales por lo que llevo escuchado hasta ahora nos muestran un nuevo mundo afin con el espacio, pero también con la naturaleza de la propia tierra. Escucho océanos azules, rojos y soles blancos entre gaviotas electricas y seres humanos en armonía, con toda la imensidad profunda del exterior y de la selva.
Sonidos de sintes que rozan el cristal que tal vez al romperse nos descubra la esencia de una humanidad libre de prisas, serenamente sintiendo el viento cosmico rozar nuestros cuerpos y volar más allá, donde quizá estar en paz tras un profudo despertar. Veo y siento «Nueva Era» como un deseo que quiere huir de los atascos en los que vivimos, un escape hacia la tranquilidad y el paso lento el cual nos hace reflexionar sobre la importancia de ser dueños de nuestras vidas.
Sin duda con retales inspirados por el gran y recién fallecido Vangelis que a tantos nos inspiró.
Escucho futuro tecnológico pero acorde con nosotros, humanos soñadores algunos, y naves más allá de Orion en el frío espacio que tras sus puertas tal vez descubrir vida y agua. El agua está muy presente en este álbum, cómo sino recomenzar en selvas de algún otro planeta lejano repleto del silencio que reconforta la mente.
Y afloran todo tipo de utópicas esperanzas.
Ann Grace nos propone una música sensorial y eléctrica en plena naturaleza cosmica y en paz, sin el estrés de la búsqueda insistente del dinero y con total libertad para sencillamente escuchar el sonido vivo de las criaturas y la sobriedad de un descubrimiento entre la quietud y la relajante manera de intentar ser y estar con tan solo tu espiritu.
Por Sergio Zurutuza