Sé sabe que en la vida de un artista transita muchas veces la soledad que a veces es motivo de tristeza y otras de libertad, y no cabe duda que en este mundo confuso las notas del nuevo álbum de Francisco Javier Carrasco Anguita, llamado ALONE, nos descubren una cierta calma y a la vez una tristeza en medio de sú particular lucha que supongo mantiene en sú caminar, la cual le lleva a plantearse la a veces tan ansiada rendición capaz de hacer que uno se olvide definitivamente de los sueños, no en vano el álbum termina como si de la muerte se tratara que en unos segundos la mente se pusiera a recordar vida hasta el preciso instante en el que todo tú ser se apaga.
Pero ALONE no es una historia en la que su autor haya perdido la fe en si mismo, sino que simple y llanamente nos muestra con dulzura esa fragilidad que al final siempre resiste entre los huracanes y alegrías que conforman un sentir emocional en toda una existencia. Necesidades como la de reencontrarnos con el contacto con la naturaleza está presente en la filosfía del artista.
Mentiría si no dijera que en parte de sus notas (no en muchas) puedo escuchar al gran Mike Oldfield, ese artista al que tanto le debemos y el cual ha sido fuente de inspiración de tantos, pero cuidado, Carrasco Anguita domina perfectamente otros palos del arte de la música y lo deja bien claro en muchas ocasiones. Se ve de lejos que toca la guitarra de una forma magistral y se puede oler en sus armonías todo un aprendizaje con una actitud progresiva a la vez que clásica, reboloteando por géneros más exóticos y dotando a sú nuevo álbum de emoción entre los recuerdos y el presente que van llegando a un futuro en el qué tras el telón siempre fue la guitarra su fiel compañera.
ALONE nos habla de esa libertad, o ese ansia de ella, que se tiene cuando todavía no has perdido la inocencia y la ilusión, y a la vez nos muestra los efectos que produce en el artista ese paso del tiempo en el que sin dejar de buscar al final encuentras pedazos de vida en la niebla que finalmente desaparece para hacerte entender que la mirada de un niño está muy por encima del cielo, y que tal vez sea la única manera de entender lo que nos pasa, o lo que pasó.
Francisco Javier Carrasco nos regala sentimientos tan reales que entre fantasias encontramos la sencillez y la paz en esa soledad que nombraba al principio, capaz de hacerte sentirte perdido y a la vez darte la seguridad de que te has encontrado en ella.
Un álbum de corta duración pero con mucha intención en el que su autor intenta dejar la eterna batalla que nos acompaña, que en realidad es el alimento que siempre hace que uno siga para adelante, a pesar de haber tropezado ni se sabe cuantas veces y con la serenidad que te aporta el aceptar que en realidad sólo se espera la compañía del amor en todas sus versiones. Puede que la pequeña muñeca finalmente vuelva a bailar en otro lugar cuando sepamos comprender nuestros variables estados de ánimo que son los que nos dan todas las sensaciones y emociones que en una realidad y un mundo como éste sólo algunos estuvieron en pie a tú lado. Un refugio musical a solas en el que los pies descalzos sobre la hierba nos conducen al final del arduo camino tras alguna pérdida.
ALONE es como un pequeño juego de niños que dura desde el amanecer hasta la última noche que con el ruido de la lluvia que alimenta la verde llanura se dispersa y se detiene el tiempo de golpe y uno deja ya por fin de ser. ¿O quizá no?, tal vez ALONE es la historia de un sueño en el que morfeo nos descubre lo que pueda suceder antes de que…
…despiertes…
Por Sergio Zurutuza
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